30 agosto 2009

VERMEER: LA LECHERA. RIJKSMUSEUM AMSTERDAM


LA LECHERA. RIJKSMUSEUM AMSTERDAM

Foto. Calamanda. Rijksmuseum. Amsterdam

Foto Calamanda.Rijksmuseum Amsterdam

Vermeer es el principal exponente de la pintura holandesa del siglo XVII.
Su importancia radica en una cuidadosa utilización de la perspectiva y al brillante efecto luminoso de sus representaciones, los detalles y la gran fuerza de expresión.

En sus cuadros todo parece una naturaleza muerta, congelada en una disposición singular.
No pintaba más de dos cuadros al año y fue un gran experto y comerciante de arte.

Una de las características típicas de la composición de Vermeer en sus cuadros, es desarrollar la escena en la parte izquierda de la habitación y que a su vez está únicamente iluminada por una luz que también proviene de la parte izquierda del cuadro.

En su técnica son típicos los intensos contrastes cromáticos.

Vermeer empleó la cámara oscura, gracias a ella, representó espacios inmensamente realistas y evitó deformaciones en la perspectiva.


Foto Calamanda

La representación de las escenas en los cuadros de Vermeer encierra un significado profundo y moral.

El artista crea una distancia entre el espectador y los personajes de sus obras, suele colocar las figuras en el centro del cuadro, de esta forma evita que tengan contacto con los laterales, así evita la impresión de inmediata cercanía.

Los personajes son una parte más de toda la ambientación en sus obras.
En los cuadros de “género” de Vermeer adquieren un carácter sacro los ritos cotidianos, de la vida doméstica. Refleja la vida íntima y cotidiana de mujeres intemporales.

Vermeer con la perfección de su pintura, logra que nos impacte una impresión de naturalidad en cada una de sus obras.

En sus cuadros podemos observar gran cantidad de toques luminosos, a menudo azules y amarillos, como gotas, puntillistas. El cuadro “La lechera” es una magistral naturaleza muerta. Despierta sensaciones visuales y tácticas.

En este cuadro podemos reconocer la técnica de Vermeer del puntillismo, que posteriormente emplearon los impresionistas.


Foto Calamanda. Amsterdam



Foto Calamanda. Amsterdam

JOHANNES VERMEER VAN DELFT, 1632-1675. Barroco holandés. Siglo XVII

LA LECHERA



Hacia 1659.Óleo sobre lienzo, 45,4 x 40,6 cm.
Amsterdam, Rijksmuseum.


La lechera (también “La criada”) es una de las pinturas más admiradas del artista, es una obra maestra.

Esta obra ayudó de manera decisiva al redescubrimiento de la obra de Vermeer y es sin duda el cuadro más famoso del artista.
En la cronología de sus obras (relativamente esclarecida se coloca alrededor de 1658).
El estilo de Carel Fabritius (su maestro) se ve reflejado de manera evidente.
La sucesión de planos se abre en primer término con la naturaleza muerta (el cesto y el pan, sobre el paño que viste la mesa).

Los objetos destacan por centelleantes grumos dorados.

La escena se enriquece por la perfección geométrica de los objetos.

Está representada de una manera tan natural y sencilla que es imposible olvidarse de ella, de ahí que sea la mejor representación del artista.

El punteado en esta obra es evidente para realzar los gestos de la figura y la naturaleza muerta en contraste con el sobrio y luminoso fondo de la escena. Esta técnica llevada a cabo por Vermeer en cuadros anteriores, aquí alcanza extremos magistrales.

La actitud de la mujer concentrada en su trabajo y en su dedicación a las labores primarias de la familia, destacan el ideal holandés, resaltando la virtud de los trabajos domésticos, la representación en el cuadro del brasero en el suelo alude simbólicamente a este ideal de afecto.

La mujer también nos llama la atención debido a la sobriedad de su vestimenta y a la escasez de objetos decorativos en ella.

Los Goncourt hablan del paralelismo con Chardin y emiten este juicio en su “Diario”:

“Una igual pintura lechosa, un toque idéntico con pequeñas manchas de color fundidas en la masa, la misma granulosidad mantecosa, el mismo arrugarse de la pasta cromática en los objetos, el mismo punteado de azules, rojos puros sobre encarnados…”

Pero el gran artista holandés fue un gran desconocido para Chardin.




La luz que entra por la ventana hace que el espectador dirija automáticamente la mirada hacia el chorro de leche. Está tan conseguida la representación que casi podemos oír y ver moverse el chorro de la leche. Este acto es lo único que ocurre en la habitación.

La jarra de barro gracias a la luz y a la textura parece viva.
En esta obra la textura de la pincelada aumenta la profundidad y la luz a los elementos más simples del cuadro.

Los puntos de luz concentrados en el pan sobre la textura del color beige y marrón hacen que destaquen sobre la mesa y junto a la tela que hay encima, de color más suave.

La mirada del espectador en este cuadro se dirige a la mesa, a los alimentos que hay sobre ella y como protagonista principal la jarra de leche.
Gracias a la ventana la luz se introduce de una manera natural.

La composición del cuadro está realizada en torno a líneas verticales y horizontales.

La geometría de la figura y los colores empleados caracterizan la obra de Vermeer.

En la obra se descubren por todas partes destellos brillantes, mates.

En esas partes se aprecia la pintura más gruesa y así captar mejor la luz.

Los puntitos del pan nos sugieren e imaginamos que está crujiente la corteza.


La criada corpulenta incrementa la sencillez del tema. Es extraordinario como Vermeer representa la escena en un retrato magnífico de una mujer corriente.
En todas las obras de Vermeer podemos observar la utilización del color azul ultramar. Aquí el artista lo emplea en la falda, mangas del vestido y en la tela de la mesa.
La densa y rica textura empleada sirve para añadir vitalidad a las ropas humildes de la mujer y enriquecerlas.
La mujer concentrada en su labor aporta nobleza a su trabajo.

La escena se completa con unos pequeños detalles que aportan gran realismo:
- En el suelo: los azulejos pintados del zócalo.
- El clavo de la pared con la sombra.
- La cesta colgando de la pared.
- El cristal roto de la ventana.
- El brasero sobre el suelo.

Vermeer presta gran atención en la representación de todos los detalles por muy pequeños que sean. La representación es espectacular.

“… la obra de un Vermeer parece desvelar el secreto de su aportación, dando a las apariencias el rigor delicado de su arquitectura, la dulzura musical de su color, la riqueza densa de su materia. ¿No es acaso de la irradiación de esta materia, dispuesta en capas lisas y convexas, a veces también en gotas espesas, cuyas pequeñas cimas reflejan la luz, del suave esplendor del color, de la densidad que poseen sus formas en el aire, de donde nace la “luz” de Vermeer?... “
R. Huyghe (Dans la lumière de Vermeer, 1966)

Este cuadro fue muy apreciado por su precio relativamente elevado (175 florines) cuando se vendió el legado de Vermeer en el año 1696, sólo superado por el de la “Vista de Delft” que se valoró en 200 florines.
En 1908 decidido por el Parlamento, el Estado holandés la adquirió.

“… ¿Y no es así como se llega al “deleite” que Poussin pedía a la pintura?...
En la luz de Vermeer, tan incorruptible como suave, nada vale el testimonio de la verdadera calidad. El arte es despojado aquí de todo artificio, devuelto a su razón de ser. Porque, en última instancia, no es más que una tentativa del hombre por dominar el mundo y así mismo a través de la imagen que sepa dar de ambos, con el fin de llegar al más alto nivel de valor que es capaz de concebir”.
R. Huyghe (Dans la lumière de Vermeer, 1966)

Bibliografía:
Vermeer.The complete works
Vermeer.Norbert Schneider
Rijksmuseum.Guía


Foto Calamanda. Amsterdam

“La lechera”, la obra más emblemática de Vermeer, se expondrá en el Museo Metropolitano de Nueva York. La obra viajará por primera vez a Estados Unidos desde que se mostrara en 1930 en la Exposición Universal.

La obra formará parte de una muestra del artista de seis lienzos y estará junto a otras obras de pintores holandeses.

Se mostrará desde el 10 de Septiembre hasta el 29 de Noviembre, con motivo del 400º aniversario de la histórica llegada del navegante Henry Hudson a esta ciudad desde Holanda.



Foto Calamanda. Rijksmuseum Amsterdam

31 julio 2009

RENOIR: EL PALCO. IMPRESIONISMO

El Palco


“El cuadro tal vez más acertado de la era moderna”

(Roberto Longhi. crítico )

“En la literatura, al igual que en la pintura, el talento sólo se muestra en el tratamiento de las figuras femeninas”

(Renoir)

“Considerando el conjunto de las obras de Renoir, hay que reconocer que ha sido sobre todo el pintor de la mujer.
En su obra se revela un tipo de mujer originalísimo, que se ve aparecer desde los comienzos. Es el de la joven parisiense que desde la burguesa hasta la obrera, desde la modistilla hasta la muchacha que baila en los locales de Montmartre, una personita esbelta, pimpante, vestida con garbo, sonriente, ingenua. A esta parisiense de los siglos XIX y XX le ha conferido Renoir una gracia, una fascinación comparables con las que imprimieron los pintores del XVIII en un mundo totalmente distinto y en unas mujeres de una clase completamente diferente.”

Th.Duret (“Histoire des peintres Impressionistes, 1906”)



Foto Calamanda. Palacio Garnier. Ópera Nacional de París.


La Sala, una de las mejores salas de Ópera jamás construidas, dotada de una acústica excepcional

“Para que el artista tenga un mundo que expresar, primero se tiene que situar en ese mundo, como oprimido u opresor, resignado o rebelde, un hombre entre hombres”

(Charles Baudelaire)

Tanto en Francia como en Inglaterra, pintar escenas de la vida cotidiana se convirtió en el principal objetivo de los artistas en el siglo XIX. Tanto las imágenes como el estilo se encaminaban hacia la modernidad. Rechazaron los valores y normas de La Academia y empezaron a plasmar escenas que destacaban por su relevancia política o social.

“El impresionismo no es sólo una revolución en el campo del pensamiento, es también una revolución para la comprensión fisiológica del ojo humano. Es una nueva teoría que depende de un modo diferente de percibir la sensación de la luz y de expresar las impresiones. Los impresionistas no fabricaron primero sus teorías y luego adaptaron sus cuadros a ellas, por lo contrario, como suele suceder con todos los grandes descubrimientos, las pinturas surgieron de los procesos inconscientes del ojo del artista, los cuales, al convertirse más tarde en motivo de reflexión, dejaron paso al razonar de los filósofos.”

Diego Martelli (1836-1896). Pintor y crítico de arte, 1877

El estilo impresionista se había convertido en una técnica que era facilmente reproducible y ya no sorprendía a nadie, ni al público, ni a los artistas en los últimos años del siglo XIX, pero la revolución de este arte ya había sido ganada. Los impresionistas ya habían entrado a formar parte de la historia del arte y fue evidente la transformación de las artes plásticas durante el siglo XX.

Muy pocos movimientos pictóricos han levantado tantas pasiones años más tarde, como tanto rechazo en sus comienzos. Su secreto está en la capacidad de transmitir a través de la pincelada y el color impresiones primarias y no de la desarrollada hasta entonces figuración estática.


Foto de Renoir

Auguste Renoir era un hombre reservado y meticuloso y que creía firmemente en su trabajo.

“El verdadero arte debe ser indescriptible e inimitable… La obra de arte tiene que agarrarlo a uno, arrollarlo, transportarlo.”

(Renoir)


Renoir, con suaves pinceladas cortas y sutiles gradaciones cromáticas creó contornos borrosos y delicados, de modo que los elementos se funden entre ellos hasta casi disiparse.

Fue en la década de 1870 cuando Renoir conoció a los amigos que le acompañarán el resto de su vida. Uno de ellos, Paul Durand-Ruel, marchante de arte y que comenzó a comprar sus pinturas a partir de 1872.

El escritor Émile Zola y Durand-Ruel apoyaron con gran entusiasmo y determinación la pintura impresionista, un mundo donde no existían dificultades políticas, económicas, sociales…

Foto de Paul Durand-Ruel


Renoir, encuentra a sus modelos entre sus amigos, en los alrededores de Montmartre, en los estudios de los pintores y en la alta sociedad, que le inspiró para crear composiciones elegantes.

La obra de Renoir se desarrolla a lo largo de más de 50 años, entre el siglo XIX y XX, pero mal comprendida debido a sus continuos desafíos, midiendo su experiencia, jugando en los límites del color… en su continua indagación artística.

“En una época en que el arte francés, que hasta principios de siglo había estado tan lleno de encanto y de fantasía, está a punto de perecer en la aridez, la regularidad y la manía de la falsa perfección, fijada en la mesa de dibujo del ingeniero, que se ha convertido en el ideal, pensamos que es necesario reaccionar con rapidez contra esas doctrinas moribundas que amenazan con destruirlo, y que debemos unirnos todos en esta causa.”

(Renoir )

Foto Calamanda. Palacio Garnier



El Fantasma de la Ópera. Publicada en 1910, la novela de Gastón Leroux está ambientada en el París del siglo XIX, en la Ópera Garnier, un edificio lujoso y monumental construido sobre un lago subterráneo entre 1857 y 1874.


Foto Calamanda. Palacio Garnier


EL PALCO


El Palco (1874). 80x 63,5 cm. Courtauld Gallery, Londres.

Renoir pintó y representó en El Palco ( La Loge ) un aspecto más íntimo de las diversiones de la burguesía.

El teatro y la ópera fueron temas que aparecen en varias obras impresionistas. La pintora estadounidense Mary Cassat (1844-1926) fue el miembro del grupo impresionista que pintó más obras sobre el tema del palco del teatro.

El cuadro fue presentado en la primera exposición impresionista (1874) y tal vez sea el más conocido de los expuestos.

La prensa destacó la modernidad del tema y fue casi la única obra que apenas suscitó críticas negativas de la exposición.

Aunque la obra fue acogida con críticas favorables, no encontró comprador. Después Renoir en 1875 la vendió a un marchante por 475 francos (dinero que necesitaba para pagar el alquiler).

El cuadro fue expuesto en Londres (1874-1875) por Durand- Ruel, y en varias ocasiones fue vendido, hasta que lo volvió a comprar por 7.500 francos en 1899. Después el cuadro fue vendido en varias ocasiones.

En la década de 1870, que era el momento de mayor adhesión de Renoir al movimiento impresionista, su pincelada se caracterizaba por un toque vibrante, que hacía muy bella la superficie de los cuadros. Renoir añadía más cantidad de aceite de linaza y trementina a los colores, consiguiendo así de esta forma que su pintura fuera más fluida.

En su breve periodo denominado “duro”, su pincelada se hizo más compacta y amplia, posteriormente, se caracterizó por un toque más suave. Podemos decir que la pincelada de Renoir cambió con el transcurso de los años.

El Palco sorprende por diversas razones que se observan con claridad: la representación de las figuras protagonistas, con un maravilloso juego de contrastes cromáticos, una masa compacta que despierta una bonita fascinación para los que la contemplamos.

El Palco es un magnífico ejemplo de la belleza simple y pura de la técnica de Renoir.

El éxito del cuadro no parece ser su composición, en el interior de un triángulo, ni tampoco su encuadre, con las dos figuras en primer plano. La clave parece ser, el uso magistral del color negro, que según Renoir es el rey de los colores.

El artista representó en el cuadro a una joven en su primera salida.




La figura masculina retratada es Edmond, hermano de Renoir, el joven que desvía la mirada e ignora a la joven.

Su acompañante es la modelo Nina (Niní), también conocida como Gueule-de-raie (cara de pez). Niní era una modelo profesional. Vemos claramente como las carnaciones pálidas de la joven contrastan vivamente con las franjas oscuras del vestido.

Parcialmente en sombra, el rostro de Edmond presenta una forma más indefinida que el de Niní, la mejilla izquierda parece confundirse con el fondo.

Los rouches del vestido alrededor de la muñeca de la joven, están realizados con tenues difuminados de pintura, una técnica muy típica de Renoir.

Para la realización de esta obra Renoir utiliza una técnica variada.

Alrededor del cuello de Niní, observamos su magnífico collar…son infinidad de puntos de color blanco que hacen contraste y brillan con los tonos color crema de sus carnaciones.

Pinceladas delicadas de pintura crean el rojo de las flores que adornan el vestido.

La abundancia y riqueza de las telas del vestido de la joven, contrasta con el delicado tono de su piel, resaltando aún más por las rosas que adornan su cabello.

La figura femenina forma una unidad con la masculina, gracias a la franja negra del vestido, que se funde con la chaqueta de Edmond.

La figura masculina mira con los prismáticos hacia fuera del palco. En cambio Niní, expectante se dirige con su mirada al observador del cuadro de una manera directa.

El cuadro muy bien estudiado por Renoir y realizado en su taller, guarda la frescura de una obra hecha improvisadamente. Nos produce una sensación de proximidad, nos da la sensación de estar contemplando una fotografía.

Por la elección del tema es una obra única, singular (un palco de la Ópera).

Gracias al empleo de una técnica de pincelada suelta y visible, Renoir consigue que el conjunto tenga una gran vitalidad.

En este cuadro el artista no utiliza una gama cromática amplia.
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Esta obra es un fragmento de la vida mundana parisiense…La Belle Époque.

“No sigo otras técnicas o métodos. Últimamente se busca una explicación a todo. Pero si se pudiese explicar un cuadro, ya no existiría el arte. Una obra tiene que atraparte, envolverte, transportarte lejos. Es la manera que tiene el artista para expresar su propia pasión; es una corriente que brota de él y te arrastra”.

Renoir a Walter Pach- pintor y escritor norteamericano.
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Foto Calamanda. Palco del primer piso. Palacio Garnier. Ópera Nacional de París
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EL PALCO
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Detrás de la ventana
del cuadro, Niní,
estás ausente.
Tienes los ojos tristes,
y tu frente
se pierde en el páramo frio
de tu cara.
Miras al fondo, y no ves nada.
El rictus de tus labios enmascara
prudencias y silencios…
algún llanto.
Quizás allá en el fondo en la penumbra,
la butaca vacía,
la sombra tenue de alguien que estuvo
y ya no está, buscas silente.
Tus manos se deshojan,
las flores mienten.
Mientras, tú, arrogante Renoir
buscas delante,
una cara bonita, una ocasión,
quizá una cita.
Ignoras con desdén quién te acompaña.
A nadie extraña.
Tu fama de burgués, tu aburrimiento,
no permite atender esta comedia,
ni un intermezzo, ni un concierto.
En este cuadro Edmond,
entre grises y negros, eres atrezzo.

- azpeitia- desde Zuhaitz- Ondoan


Foto Calamanda. Palacio Garnier.

La araña de bronce y cristal fue diseñada por Garnier y modelada por Corboz. Pesa siete toneladas y posee 340 luces.


Foto Calamanda. Palacio Garnier. Ópera Nacional de París

A J. Antonio Azpeitia por su hermosa ejecutoria estética... por su amistad.

06 julio 2009

RENOIR. DESNUDOS DE MUJER DE AUGUSTE RENOIR. IMPRESIONISMO

Little Bather,1887.
Óleo,60x54cm.
Oslo.


“Un seno, es redondo, es caliente.
Si Dios no hubiese creado el cuello
de la mujer, no sé si habría sido
pintor.”

Renoir


Las grandes bañistas, 1884-1887
“Arreglo mi motivo a mi gusto, después me alejo y lo pinto como un niño. Quiero que un rojo sea sonoro para que resuene como una campana, si no lo es, agrego rojos y otros colores hasta obtenerlo. No soy más inteligente que eso. No tengo ni regla ni método… Miro un desnudo, veo miríadas de tintes minúsculos. Tengo que encontrar aquellos que harán vivir y vibrar la carne sobre mi tela.”

Renoir

Renoir realiza numerosos desnudos femeninos que bosqueja con gran cantidad de fluidas pinceladas; colores cálidos que los funden e integran en el paisaje.

PIERRE – AUGUSTE RENOIR
Limoges, 1841 – Cannes 1919
Su periodo impresionista. Nace el poder del color.

Renoir patriarca del impresionismo, fue uno de los artistas más queridos del siglo XIX. Después de debutar como pintor de porcelanas, ingresa en la Escuela de Bellas Artes, frecuentando también a la misma vez el taller de Gleyre donde conoce a Monet, Sisley y Bazille.

Sus comienzos son muy difíciles: los pocos cuadros suyos expuestos en el Salón no retienen la atención, no tiene dinero.

Sus futuros lazos con los impresionistas se estrechan cuando Bazille lo alberga en su taller. Comienza a frecuentar a Monet.

Pinta paisajes, pero lo que predomina finalmente en su pintura es la figura humana.

Renoir se inspiró en la vida parisina y mostró a jóvenes alegres y despreocupados.

Vemos en el artista el amor que sentía por la vida. Se entrega por completo, por el cuerpo femenino, por la naturaleza… esperando quizás que sus compañeros, compatriotas… que combatían en la guerra, llenos de peligros e incertidumbres de la civilización… encuentren un mensaje de paz y un sosegado encuentro con la naturaleza y el sol.

En los últimos años de su vida evocó una especie de paraíso terrenal… y pintó desnudos voluptuosos en una campiña al calor del sol mediterráneo.

El interés principal de Renoir reside en captar la mezcla de colores brillantes… en estudiar el efecto producido por la luz del sol, en crear una belleza gozosa.

Renoir fue uno de los más grandes pintores de desnudo de todos los tiempos.

Expresó intensamente este placer en la pintura… amaba el cuerpo femenino.

“Considero que un desnudo está terminado cuando me parece que puedo pellizcarlo”

Renoir


Muere la noche del 3 de diciembre tras terminar “Las bañistas”.





Estudio Torso: efectos del Sol. 1875-1876
Óleo sobre lienzo, 81x65 cm.
2ª Exposición impresionista, 1876


“Un gran estudio de mujer desnuda a quien ciertamente habríamos hecho bien en colocarle un vestido, nos entristece por sus tonos violáceos de carne adobada.”

( Louis Enault – “Constitutionnel”)

El tema más importante de su carrera, la mujer.

Esta obra se expuso en la segunda exposición impresionista.

Renoir utiliza la luz y la sombra que se filtra entre un follaje casi abstracto.

Emerge el busto desnudo de la modelo, sus rasgos se disuelven bajo el efecto de la luz.

Se le reprochaba a estos nuevos pintores el aspecto no terminado de sus obras.

La luz tamizada por el follaje se posa como manchas de colores sobre la modelo. Vibraciones coloridas que tienden a disolver las formas.

“Sea Venus o Niní, uno no puede concebir nada mejor”

Renoir


La mujer retratada en esta obra es Niní. Después Renoir fue a Italia y decidió “que no sabía pintar”.

Vemos azul por doquier que… nacido de la luz, colorea las sombras… son experimentaciones para Renoir de la descomposición de un color, sobre la disolución de una forma.

La modelo de esta obra, está pintada como una bañista que se protege del sol.

Las manchas de luz se imprimen a través del follaje sobre el cuerpo de la joven.

Impregnada por el sol, los tonos de sombra modelan su figura opulenta.

El cuerpo y el rostro de la joven están construidos con tonalidades verde-rosadas, el paisaje está sugerido con rápidas pinceladas verde-azuladas.

A Renoir le interesan los colores que reflejan sus cuerpos iluminados por el sol… entre el paisaje.


F. of Fashion.Paris 2002

A finales de la década de 1860 se celebra en París… “ciudad de la luz” la Exposición Universal, presenta al mundo la fotografía.

Si bien no podemos saber el alcance de la influencia que las tomas fotográficas tuvieron en la creación de la obra de los pintores impresionistas, es cierto que los encuadres, la forma de plasmar el movimiento… surge en la pintura a través de la fotografía.

El impresionismo se asocia a diversos inventos técnicos: la fotografía, que es considerada por los impresionistas como un estupendo medio para estudiar los detalles y la aparición de los pigmentos al óleo, hecho que permitió poder pintar al aire libre.

Bañista con grifón, 1870
Museo de Arte de Sao Paulo

Parece una obra clasicista de tema mitológico, una vuelta a los mitos grecolatinos. Los académicos los consideraban adecuados para los artistas de la segunda mitad del siglo XIX, para que desarrollaran su imaginación pictórica.

El estilo compositivo de la “Bañista con grifón” y su tratamiento fuertemente realista, es esencialmente diferente de la pintura experimental elaborada durante 1869.

El cuerpo grueso y musculoso, la pesadez del rostro, el tipo de peinado, sugiere que se trata de una mujer real. Podría ser Lise Tréhot, compañera de Renoir… y su modelo ideal de muchos de sus cuadros y no una idealización… también fue su amante.

De manera evidente esta obra revela la influencia de Gustave Courbet.

Empezaba a aceptarse un tipo de pintura distinta, pero sólo ligeramente.


Mujer desnuda en un paisaje,1883.
Óleo 65x55cm.
París.

“Intenten pues, explicar al señor Renoir que el torso de una mujer no es una masa de carne en descomposición con manchas verdes y violáceas, que denotan el estado de completa putrefacción en un cadáver.”

( Albert Wolff - “Le Figaro”)


Después del baño, 1876
Óleo, 93x73 cm.
Museo de Historia del Arte. Viena


Sobre la identidad de la modelo es evidente el parecido con la famosa Ana, del Museo de Arte Moderno Occidental, de Moscú, fundamental obra de ese período creativo del pintor, en que aparecen con mayor claridad las correspondencias con el estilo de sus amigos impresionistas.

En este maravilloso desnudo, lo mismo que en otras obras del mismo período de Renoir, es evidente el contraste que observamos entre la intensa vitalidad corpórea de la pincelada que define las carnes de la mujer y la vivacidad de la pincelada del fondo en aumento. Renoir parece adoptar las técnicas de Monet.
Este contraste hace que resalte el volumen: el cuerpo de la mujer respira y evoca una gran sensibilidad.


Mujer desnuda sentada, hacia 1876
Óleo sobre lienzo, 92x73 cm.
Moscú, Museo Pushkin.


Ana, la modelo, tiene el cuerpo opulento de las mujeres preferidas del pintor, como Aline Charigot que se convertiría en su esposa.

La composición está muy estudiada.

El rostro de la joven ocupa el centro. La piel blanca, su delicadeza, se debe al blanco puro de las carnaciones, que hace resaltar las mejillas rosadas y los labios.

En la organización compositiva del cuadro, la cabeza es la coronación de un triángulo formado por la espalda, los brazos y el borde inferior del lienzo.

Las tonalidades negras y grises del fondo, junto con los blancos, que no lo son en absoluto, de la tela están aplicados con espátula y se pueden interpretar como recuerdos lejanos de la densa pintura de Gustave Courbet.

El fondo impregnado de una acumulación de telas de color claro, hace destacar el cuerpo de la mujer.

Ella mira más allá del espectador, detrás de él, en una pose provocadora que oculta parcialmente su desnudez.

La elegante curvatura de su espalda nos recuerda a las odaliscas de Delacroix e Ingres



F. of Fashion. 1993

¿Qué es el desnudo?...

“Una forma de arte”

(Sir Kenneth Clark)



Bather Sitting on a Rock,1892.
Óleo 80x64cm.
París. Clección privada

“Es con mi pincel con lo que yo hago el amor”

Renoir

¿Qué hubiera dicho Freud sobre esta afirmación?... ¿La hubiera hallado reveladora?

Renoir solamente apreciaba el atractivo de una mujer desde la perspectiva… posibilidades que le ofrecía como objeto pictórico, como otro fenómeno de la naturaleza.

Mantuvo una actitud de desinterés por las mujeres desde muy joven, lo que nos resulta muy curioso en un artista que pintó algunas de las representaciones femeninas más sensuales.

En alguna ocasión afirmó con humor que pintaba mujeres como podía haber pintado zanahorias… no escondía su manera de pensar.

Gran aficionado a la sensualidad, se mantuvo siempre a la defensiva en sus relaciones con el sexo opuesto… que consideraba superior.

Prefería las mujeres sencillas, campesinas y hogareñas; a las desinhibidas mujeres de la gran ciudad, que lo cohibían.

El piropo… elogio mejor, más entusiasta que hizo de su esposa, Aline, fue que era como su madre, con la que se casó cuando el pintor tenía 49 años.

Bañista, 1893
Óleo, 92x74 cm.
Colección Chester Dale.Washington

Renoir, realizó numerosas obras que pueden catalogarse entre las más significativas de su producción en su último período.

Ya están lejos los tiempos del impresionismo.

La fase de involución clasicista que vive el artista entre 1880-1890 concluye fructuosamente y necesaria para él.

El dominio que Renoir practicó en el período que pensaba que su experiencia impresionista no habría servido para nada, deja pase a una explosión de color que entra en la figura y en las cosas.

El desnudo femenino más que nunca centra la atención de Renoir, quiere que la figura resalte en todo su esplendor.

Muy pocos artistas en toda la historia del arte han dado en sus últimos años, muestras de una vitalidad tan intensa y expresiva.

Las grandes formas dominan ahora el espacio cada vez menos definido por elementos naturalistas.

La sustancia pictórica penetra ahora tan profundamente que es imposible imaginar una visión más unitaria.


Gabrielle á la rose, 1910
Óleo sobre lienzo, 82x66 cm.
Ginebra, colección Skira.

Renoir pinta a Gabrielle en una serie de lienzos.

Vestida con transparentes y amplias túnicas abiertas sobre el seno, con una rosa en la mano o en el cabello y con un fondo indefinido para crear una atmósfera intemporal.

La rosa es el símbolo de la juventud de la joven modelo.

Gabrielle aporta una nueva juventud a la pintura y a la vida de Renoir… será la modelo predilecta del pintor.

Los colores se aplican en este cuadro con una libertad que aglutina todo el camino del aprendizaje del artista.

El pintor preocupado por el futuro de las mujeres que formaban parte de su vida:

“… Cuando las mujeres eran esclavas, eran las amas. Pero ahora que empiezan a tener derechos, pierden importancia. Cuando sean iguales a los hombres, entonces conocerán la verdadera esclavitud.”

Renoir



Foto de Renoir
Referente a su profesión de pintor de porcelanas decía:

“Mi cometido consistía en diseminar sobre el fondo blanco de los ejemplares que decoraba pequeños ramilletes, que se me pagaban a razón de cinco “sous” la docena. Cuando se trataba de adornar grandes piezas, los ramitos eran mayores. Esto suponía un aumento del precio –mínimo, en verdad, porque el dueño del negocio era de la opinión que, en interés de sus propios “artistas”, había que guardarse de “cubrirlos de oro” -. Todas esas piezas de vajilla se destinaban a los países de Oriente. Añadiré que el patrono no descuidaba de poner en ellas la marca oficial de la manufactura de Sévres”.

Renoir

Les Baigneuses (Las Bañistas), hacia 1918-1919.
110x160 cm.
Museo d´Orsay. París

“Soy totalmente feliz y no moriré antes de acabar mi obra maestra”

Renoir

¡Oh, qué hermosa materia!

(Vollard)


Renoir nos hizo entrega de su testamento pictórico, realizado al final de su vida, con el cuadro de “Las Bañistas”.

Regularmente en la obra de Renoir, aparece el tema de las bañistas, sobre todo en los monumentos en los que se preguntaba sobre el sentido que debía dar a sus trabajos e investigaciones.

Se trata de uno de los temas fundamentales del impresionismo.

El artista concibe a sus mujeres de igual manera, rellenándolas con la pasión que le inspiran sus cuerpos, plasmándolas con la fuerza que siempre había venerado y la salud.

Gran explorador de la relación entre el desnudo y el paisaje.

Continúa sus investigaciones, yendo a veces hasta lo monumental.




Sus figuras femeninas las inunda de curvas concéntricas, en paisajes saturados de colores.

Sumerge un rostro colorado en una vibración de pinceladas y elimina la distancia que existe entre la ondulación de una colina y la curva de un cuerpo.

En líneas generales, domina el rojo en todas las obras de la última época de Renoir, pero sin embargo, se lanza a veces a exageradas armonías de azul y verde.


Bibiografía:
Historia del Arte. El realismo y el impresionismo
Entender mejor la pintura en d´Orsay
100 obras maestras del impresionismo.Museo D´Orsay
El impresionismo. Libsa
Renoir. Los Grandes Genios del arte
Renoir. Grandes Maestros de la Pintura
Museo de Historia del arte de Viena
Galería Nacional de Washington
El impresionismo.Ingo F.Walther

Brasserie-café.París.Foto.Calamanda


La predilección de Renoir era presentar sus desnudos en escenarios inespecíficos… así podría centrarse libremente en la forma y el color, no preocupándose de otros elementos descriptivos.

Las figuras opulentas y las carnaciones rosadas eran las cualidades que más apreciaba el pintor en el cuerpo femenino.

Las formas se disuelven en la luz del sol y en el aire.

Sus aparentes bocetos no eran un descuido… son el resultado de una gran pericia artística.

Si Renoir hubiera hecho hincapié en los detalles… sus cuadros parecerían escasos de vida.

Tuvo que pasar tiempo para que el público aprendiera a ver un cuadro impresionista… tenían que retroceder algunos metros para ver colocarse esas manchas en su sitio y al instante descubrir y adquirir vida ante nuestra mirada.
Conseguir este milagro fue el propósito y la tarea de los impresionistas
.

Fue el rotundo el triunfo del impresionismo.

Inició su vida artística como decorador de porcelanas y la terminó siendo considerado uno de los fundadores del movimiento impresionista y pintor de fama internacional.

“Renoir es el verdadero pintor de la mujeres jóvenes, de las cuales sabe representar, en esa alegría del sol, la flor de la epidermis, el terciopelo de la carne, el nácar de los ojos, la elegancia del peinado.”

(J.K. Huysmans – En L´Art Moderne, 1882)


Foto. Calamanda


“Pintor: en tu paleta rumorosa,
Cuando vierten sus jarras los colores,
Ya todos son ramos de flores.
Y rosa.”
“Renoir” de Rafael Alberti

20 junio 2009

PINTURAS DE LUIS GRAJALES

"Señora de los Caños"
Técnica mixta sobre papel arches.
57 x 77 cm.


“Sentir el interior, sentir la representación como ilusión, es para mí dar cuerpo en el cuadro a lo más profundo y secreto del laberinto de los tiempos”

( Luis Grajales )



"El Hojalatero"
Técnica mixta sobre papel arches.
57 x 77 cm.


“No hay camino para la paz, la paz es el camino”

( Ghandi )


" Tierras para compartir"
Técnica mixta sobre papel arches.
57 x 77 cm.


“TIERRAS COMPARTIDAS”

"El arte no nace separado de la realidad, sino ligado a ella. Aplicando a cualquier creación artística la imagen que Virginia Wolf empleó con la literaria, diríamos que “como una tela de araña, está atada a la realidad, leve, muy levemente quizás, pero está atada a ella por las cuatro puntas”

Así, esta exposición de Luis Grajales, “ Tierras Compartidas “, no cuelga del vacío, no expresa una idea del arte desentendido de las circunstancias en las que nace y de las que se rodea. Por usar un concepto común, aunque controvertido, sus cuadros tienen mucho de compromiso. En estas obras, el pintor, sin olvidar sus demonios, se enfrenta a los que conoce o adivina en otros: a la separación, al exilio, a la violencia, al dolor. Su título es el lema que el autor desearía lograr, por el que se expone y por el que se trabaja.

Los bombardeos de Gaza, lo absurdo del enfrentamiento de Israel y Palestina (dos pueblos que no aprendieron a compartir la comunidad evidente de sus legados y territorios, esa tierra manchada de sangre y dividida, están en algunas de estas obras, hiriéndonos y conmoviéndonos. Y también está la tierra amarilla de los exiliados, la de Machado sobre su tumba de Colliure, la de tantos desterrados, la de tantos huidos, escapados, expulsados. Los cuerpos insinuados del hombre o la mujer, atravesando un círculo (que en su simbolismo más evidente es el mundo, pero que, como han venido demostrando los artistas de todos los tiempos, puede ser interpretado de otros mil modos), se repiten en cada cuadro. Humanidad y Tierra, lo transitorio y lo permanente, lo abierto y lo cerrado, lo dinámico y lo estático. Y la continua búsqueda del pintor no solo del equilibrio, sino de la simbiosis entre ambos extremos. Sólo el dolor, la violencia representada por un trazo negro, que deja herido el lienzo como por una lanzada, interrumpe ese deseo de unidad.

Luis Grajales se compromete con el mundo. Con los símbolos. Con el color como signo y como señuelo. Con la idea de una tierra compartida. Con la fe en esa idea. Esta exposición nos invita a creer o al menos esperar que sea posible. Y nos recuerda que el arte y la vida no caminan por senderos separados."
( Josefa Parra - Prólogo del catálogo "Tierras Compartidas" )

"Tierra de Alfares"
Técnica mixta sobre papel arches.
57 x 77 cm.


EL COLOR, SU COMPROMISO VITAL

Una obra de arte, dice Arthur Danto, es expresión, en la medida en que es causada por un sentimiento o una emoción de su autor.

En esta afirmación se encierra uno de los grandes debates artísticos del siglo XX.

Grajales se refugia en un profundo y consumado ejercicio en la búsqueda del color.

La pintura de Grajales es un universo… el espectador se somete a una sinfonía de color… los azules, verdes, amarillos, rojos… marcan la pauta de una variada argumentación plástica.

El color en sus obras se convierte en un provocador, unas veces desarrollando importantes efectos geométricos, otras de una insinuante línea gráfica que nos lleva a un equilibrio de formas.

En Luis Grajales hay cabida para los más insospechados registros.

Los colores se adueñan del lienzo con vida propia.

Kandinsky, padre de la revolución abstracta, reflexionaba sobre las cualidades del color, sobre lo que significan y expresan… Luis Grajales es una reflexión sobre la vida y el color, con una capacidad de suscitar emociones y recuerdos que las formas concretas no tienen.

Cuando observamos estos lienzos, se siente una intensa sensación de fuerza, de alegría, de sentimientos, que sin saber cómo, se adueña del espectador, vemos y conocemos el pensamiento de quien los ha pintado, creado… concebido.

Su obra es sincera, subjetiva y personal. Sus colores puros y vibrantes no están elegidos al azar.

El rojo, color de la vida; el violeta, emblema del perfeccionamiento espiritual; amarillo, imagen de lo sagrado… símbolo del oro…

Ésta es la obra de Luis Grajales.

Su pintura contagia al espectador de un importante y peculiar placer estético.


" La pintura es un arte y el arte en general no es un crear sin objetivo cosas que se deshacen en la nada, sino un poder lleno de intenciones... Es un lenjuaje que habla al alma en una forma propia solo de él..."


( Vassily Kandinsky, 1912 )



Foto Calamanda.
Alcázar de Jerez. Mezquita

A Luis Grajales... recordando su ciudad natal.

05 junio 2009

BRUEGHEL, CARAVAGGIO, TER BORCH, CAGNACCI...EN VIENA. MUSEO DE HISTORIA DEL ARTE DE VIENA

Muerte de Cleopatra (hacia 1606).GUIDO CAGNACCI


"Su belleza, seguramente sin par,
se hallaba en su interior y no
ejercía una fascinación inmediata"

(Plutarco... de Cleopatra)


Vista de Viena desde el Belvedere. 1759-1760
Óleo 1,35 x 2,13 m. BELLOTO
Realizado para la emperatriz María Teresa


BERNARDO BELLOTO
Venecia 1729- Varsovia 1780

Belloto durante su estancia en Venecia realizó para la casa imperial una serie de trece vistas.

Viena aparece sumergida en una cálida luz de atardecer.

El primer plano es una atrayente creación articulada que incluye dos temas diferentes: el estanque del jardín Schwarzenberg, a la izquierda, y el paseo poblado de figuras del jardín del Belvedere, casi perpendicularmente por el largo del seto.

Se trata de un paisaje muy dilatado que se contempla desde un punto de observación, enfocado por la fantasía expresiva de Belloto, el análisis minucioso de los detalles queda equilibrado por una poderosa estructura de conjunto.

El cuadro es el fiel reflejo de una sociedad.



" En Viena hay diez muchachas,
un hombro donde solloza la muerte
y un bosque de palomas disecadas.
Hay un fragmento de la mañana
en el museo de la escarcha.
Hay un salón con mil ventanas.
¡Ay, ay, ay, ay!
Toma este vals con la boca cerrada..."

(Pequeño Vals Vienés. F. Garcia Lorca)


Museo de Historia del Arte. Viena


Este edificio, construido entre 1872 y 1888 es de Gottfried Semper, la arquitectura interior fue llevada a cabo por Carl Hasenauer. Ambos artistas se basaron en las formas del renacimiento.
La famosa galería de cuadros tiene obras de Brueghel, Caravaggio, Velázquez, Carracci, Lotto, Renoir, Cagnacci…y otros, así como la mayor colección de las obras de Pieter Brueghel, el Viejo.
Las galerías de pintura se hallan en la planta noble y el segundo piso está dedicado a maestros menores.
En la segunda mitad del siglo XVI, el emperador Rodolfo II de Habsburgo (1552-1612) había concentrado en su residencia de Praga un inestimable patrimonio artístico. Era un conocedor de arte, que para su propio deleite se rodeaba de lo que él consideraba tesoros. Por eso no excluía que quizás los mostrara a algún privilegiado.
Pero el verdadero artífice de la futura galería de arte de este museo fue el archiduque Leopoldo Guillermo, sobrino nieto del emperador Rodolfo II, con cerca de 1400 pinturas. La posesión de una galería de cuadros era un requisito necesario, exigido por su rango. Es la razón por la que no sólo la aristocracia, sino también la nobleza media, los prelados y los conventos ricos crearon, sus colecciones de arte.


Archiduque Leopoldo Guillermo de Habsburgo


En el siglo XVII, la Ilustración exigía al hombre que empleara la razón en acrecentar su formación espiritual y moral: el arte también habría de contribuir a la consecución de este fin.
Fue el emperador José II, quien transportó la colección al castillo de Belvedere para destinarla al público y pensada más para instruir que para simple diversión. Fue concebida como una rica biblioteca donde se puede encontrar obras de arte de todos los géneros y de todas las épocas. Así pues se conseguía que el público se convirtiera en el verdadero conocedor del arte. La burguesía se familiarizaba con los nuevos valores.
El museo fue inaugurado en 1891, durante el largo reinado del emperador Francisco José I (1848-1916). Es ahora cuando el interés por conocer el arte, comienza a tomar gradualmente el carácter de una verdadera ciencia. Hasta esta época los administradores de la pinacoteca habían sido siempre pintores, pero desde finales del siglo XIX serán especialistas del arte.


Emperador Francisco José I


El museo constituye con su armonía una preciosa residencia del arte, a la vez que constituye un símbolo del poder imperial.
Después del período comprendido entre 1918 y 1938-durante la primera república austríaca-, fin de la Primera Guerra Mundial y de la caída de la monarquía se producen transformaciones específicas en el seno de la pinacoteca. Ahora las obras de arte son propiedad de la República, es decir son patrimonio del pueblo. La responsabilidad y competencia artística del museo dejan de ser administradas por la aristocracia y están en manos de la burguesía.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el edificio sufrió ingentes daños. Las obras de arte tuvieron que ponerse a salvo. Las obras de arte inician una exposición itinerante en el extranjero; no pudieron colocarse de nuevo en el museo hasta la década de 1950, cuando se hubieron reparado los daños causados por las bombas. Una vez de vuelta al Museo, se convenía que el arte no era un lujo, era una necesidad.


GUIDO CAGNACCI.


Muerte de Cleopatra, Fragmento. (hacia 1660).
1,40 x 1,59 m.
Citada en la colección del archiduque Leopoldo Guillermo


GUIDO CAGNACCI.
Sant´Arcangelo di Romagna 1601- Viena 1681

Cagnacci, injustamente olvidado durante años, hoy se le incluye en la Escuela Boloñesa.

Su fama de pintor no se basaba tanto en sus cuadros de tema religioso como en sus pinturas destinadas a “gabinetes privados” con hermosas mujeres desnudas, que en el siglo anterior, levantaban escrúpulos a sus propietarios. Es muy probable que su estancia veneciana pesara en la decisión del emperador.
Llamado por el emperador Leopoldo I, Cagnacci llegó a la corte de Viena en 1657-58

Se supone que fue discípulo de Guido Reni. En Venecia vivió de incógnito, con el nombre de Canlassi, junto a una joven que le servía de modelo y que para pasar desapercibida vestía de hombre.

En su desarrollo estilístico y su desigual capacidad creadora. ¿Qué representa para él esta obra?... y que pertenece a su tardía madurez.

Cagnacci quiere volver al vibrante y contenido dramatismo de sus orígenes, que culmina en la Virgen de Rímini, en la que no se pueden negar influencias caravaggescas; pero su experiencia veneciana, alrededor de 1650, no ha pasado en vano, esa sensación de morbidez, estado intermedio entre el frio y el calor…, de encierro que envuelve a las llorosas mujeres semidesnudas, se debe a la calidad cromática.

En esta obra, la ausencia de ritmo compositivo sorprende, se dan sucesiones casuales de episodios, como la repetición de los apenados y afligidos rostros o en la aparición de la mujer que llora.

Cagnacci hace gala de forma detallada y crea una atmósfera que haga más creíble a la agonizante Cleopatra de una finura, tenuidad y agudeza que transforma en melancolía la sensualidad.


La edad no podrá marchitarla,
Ni la rutina helará sus encantos.

Otras mujeres sacian el hambre que alimentan,
Ella provoca más hambre cuanto más sacia.
(Shakespeare, La Vida de Antonio y Cleopatra)

CARAVAGGIO.

David con la cabeza de Goliat (hacia 1606).
Tabla de álamo, 90,5 x 116 cm.


CARAVAGGIO.
(Lombardía 1573- Porto Ercole 1610)

Caravaggio realizó tres versiones del mismo: una juvenil, que se conserva en el Museo del Prado, en la que David es un pastorcillo, otra llena de dramatismo, que se conserva en la Galería Borghese (hacia 1605) y esta última, en la que la interpretación es muy serena y nueva.

David no es el héroe y Goliat no es el potencial verdugo, es una víctima que no inspira horror. David que sostiene con esfuerzo el pesado trofeo y lleva la espada sobre los hombros, avanza hacia el espectador, su luminoso rostro parece esperar la aprobación por la obra realizada.

Sobre el fondo negro, destacan las formas luminosas, de cierta dulzura y firmes.

Este David fue el último cuadro en el que Caravaggio retrata a su criado Cecco Boneri.

La composición representa al joven héroe de la mitología justo después de cortar la cabeza, que lleva como trofeo.

La luz traspasa las superficies casi lisas y pone de manifiesto el gesto de David, casi congelado.

Su expresión distante se contrapone a la tensión dramática de Goliat.

La boca abierta deja ver el brillo de la dentadura, la arruga entre las cejas, los ojos semicerrados, las mejillas, se sitúan en el rastro de las investigaciones en torno a la representación expresiva de los “movimientos del alma” de ascendencia leonardesca.


Este cuadro se fundamenta en una alegoría manierista.

“…Ha habido en todas las épocas pintores realistas que han sido grandes artistas. No porque hayan reproducido la realidad empírica en un modo ilusorio, sino porque la han interpretado, y por lo tanto visto y sentido, según su fantasía… Caravaggio hubo de hacerse un programa para liberar polémicamente la propia fantasía de una maraña de reglas y prejuicios que el manierismo quería imponerle.”
(L.Venturi. Il Caravaggio, 1951)

BARTHOLOMEUS SPRANGER.

Venus y Adonis
Óleo 1,63 x 1,04 cm. (Últimos años del siglo XVI)


BARTHOLOMEUS SPRANGER.
Amberes 1546- Praga 1611

La Galería de Viena posee un buen número de pinturas de este artista manierista.

Su actividad la desarrolló en la corte del emperador de Austria Rodolfo II, en Praga.

Pronto abandonó su Amberes natal, donde no había encontrado ningún maestro que le llenara.

Pasó por París, Parma y llegó a Roma, donde residió durante diez años (1566-1575).

Causó el estupor de sus colegas romanos y suscitó la envidia del viejo “chovinista” Vasari por su facilidad de adaptación a la ”manera italiana”.

Spranger, llamado a Praga por Rodolfo II, realizó una serie estupenda de telas, cuyo tema erótico-mitológico fue sugerido por el propio emperador.

Son obras extremadamente elegantes y llenas de una sensualidad un poco morbosa.

Su arte tuvo resonancias en toda Europa, en los centros holandeses principalmente.

Venus y Adonis pertenece a los últimos años del siglo XVI, por su difuminado colorido, revela el estudio de Johann van Aachen, pintor de la corte de Rodolfo II desde 1592.


LORENZO LOTTO.

Retrato de un joven, (hacia 1508)
Óleo sobre tabla, 42,3 x 53,3 cm.


LORENZO LOTTO.
Venecia hacia 1480- Loreto 1556

Esta obra se puede situar a fines del primer período “veneciano” de Lotto y fue realizada tal vez durante su estancia en Las Marcas.

Este período vino a continuación de la época que pasó en Treviso y es anterior a su traslado a Roma, donde aparece en marzo de 1509 para intentar realizar la decoración de una de las Estancias Vaticanas, decoradas más tarde por Rafael.

Sobresale en los retratos de una finura sicológica sin igual y de un equilibrio estilístico perfecto.

En torno al oscuro busto, el gorro negro y la pelirroja cabellera, la imagen del joven se forma con decisión. Destaca sobre la cortina de raso claro con orillo verde.

Al fondo, derecha, más allá de la cortina está suspendido un candil de aceite; la llama es símbolo de la fugacidad del tiempo.

“Lotto reduce el lenguaje cromático, en una estructura de relaciones fría, a unos pocos elementos y hace vibrar al máximo el límite lineal en el que están inscritos los colores. La luz es el elemento de unión entre el color y la impetuosa y tensa línea del contorno, sugerida aún por las lecciones durerianas.
En tanto que Giorgione, mediante un colorido cálido y envolvente, imprime a sus retratos el misterioso sentido del ensueño, Lotto se enfrenta a sus personajes en un lenguaje expresivo lúcido y nervioso, escruta su interior y los revela a nuestra vista. Coletti, con gran acierto, definió a Lotto como retratista patético”
(R. Pallucchini)

Sus trabajos fueron realizados al óleo, sobre madera y sobre tela o al fresco.

Hay que destacar que sus primeros retratos reflejan un realismo sicológico natural, es decir, precaravaggista.

Fue en la exposición de sus pinturas en el Grand Palais de París en 1998, cuando volvió a renacer el reconocimiento a su obra.
Podemos decir que su técnica es variada, gozando de una sensibilidad “preimpresionista”. Lotto mezcló colores frescos con una paleta manierista y veneciana.



GERARD TER BORCH.


Mujer pelando manzanas.
Óleo sobre tabla, 36,3 x 30,7 cm.


GERARD TER BORCH.
Zwolle 1617- Deventer 1681

Además de los retratos, Ter Borch pinta silenciosas y delicadas escenas domésticas, en las que revela una gran finura ejecutiva y un sosegado sentido de la descripción, un tono medio de notable eficacia, que no se limita a un virtuosismo en sí mismo (como sucede a veces en Dou) ni se arriesga a los análisis sicológicos de Vermeer, sino que se detiene en los límites de una imagen correcta y delicada).

El equilibrio compositivo, el rigor, el silencio y la estudiada sencillez de los objetos que hay sobre la mesa hacen de esta pintura un símbolo de la moral calvinista, que domina la cultura holandesa del siglo XVII.

La fuerza de la figura situada en el primer plano y su relación con la naturaleza muerta de la izquierda pueden recordarnos a Vermeer, sin embargo la obra de Ter Borch goza de una abstracción aristocrática y casi arcaizante.

Pese a la intensidad afectiva de las notas luminosas, la cadencia de las figuras y de los objetos, posee un desarrollo casi ritual, debido a la evidencia de las directrices de construcción.

El rostro infantil, que parece improvisadamente inserto en la composición, resulta ser el centro de todo el cuadro, su mirada queda en parte mitigada por la sombra… su mirada se abstrae.

La fama de sus obras está demostrada por las numerosas copias y réplicas de las más famosas.

La “Mujer pelando manzanas” es típica del período de plena madurez del maestro.

Fue un retratista que alcanzó gran éxito y artista de refinada cultura.

De esta obra existen numerosas copias y réplicas, incluso con firma y fecha, 1651 o 1661.


PIETER BRUEGHEL.


La Torre de Babel, 1563.
Óleo sobre tabla, 1,14 x 1,55 m.
Con firma y fecha "BRVEGHEL MCCCCCLXIII"


PIETER BRUGHEL.
Breda hacia 1525- Bruselas 1569

Se estima que las obras auténticas de Brueghel son 45 cuadros y 135 dibujos.
Entre 1553-1568, están datadas y firmadas la mayor parte de sus pinturas.

Fue el primer miembro importante de una familia de artistas que durante cuatro generaciones estuvieron activos.

Primero fue dibujante y posteriormente pintor.

Sus escenas se caracterizan por una integridad informal y no carente de ingenio.

Amigo de los humanistas, logró plasmar en su obra un nuevo espíritu humanístico. Creó verdaderos paisajes filosóficos cuyo núcleo es el hombre, que acepta pasivamente su destino.

Es el primer artista del norte de Europa que engloba al hombre y la naturaleza en una visión humanista y respetuosa con el realismo descriptivo flamenco.

Brueghel mezcla las lecciones del arte italiano con una resuelta inspiración y típicamente flamenca… podría decirse que anuncia el barroco.
No copia a los grandes maestros y ve Italia como un vasto paisaje. Él prefiere la visión de personajes anclados en la realidad a la concepción italiana del hombre.

“Una conciencia nueva que todavía no es la conciencia histórica”
(H. Roquet, 1968)

Eleva el género menor de la pintura de costumbres al nivel de un gran arte.

Asocia lo colosal y la miniatura, lo trágico y lo festivo, la inmediatez y la eternidad, el movimiento y la inmovilidad, la realidad y el mito, la muerte y la vida… Se inspira en el final de la Edad Media y en el Renacimiento y anuncia los inicios del Barroco como ya se ha comentado antes.

La Torre de Babel es un tema religioso con colores muy brillantes.




Brueghel a partir de 1562 se dedica con insistencia a representar alegóricamente y con una inclinación grotesca y moralista lo monstruoso y viciado de la vida humana… como sus miedos y demonios.

El pensamiento marcado por el humanismo de la Reforma y la lucha por la independencia de los Países Bajos queda reflejado en su obra.

En la Torre de Babel, el pintor plasma con una precisión minuciosa a los trabajadores ocupados en sus tareas, trabajando en la construcción de la torre.

Se aprecia la inutilidad de la obra cuando Brueghel nos muestra en un mismo nivel, secciones incompletas, con secciones terminadas hasta el más mínimo detalle. Nos muestra la construcción nueva y el derrumbamiento de algunas partes mantienen el equilibrio de esta construcción que aparece en un amplio panorama.

Brueghel localizó la construcción de la torre a orillas del mar, pero también está situada en la desembocadura de un río.

Por vía fluvial se transportaban entonces mercancías como mármol y piedra, los caminos eran inseguros.

Brueghel inserta en la narración bíblica varias referencias a su propia situación histórica, como por ejemplo la vista de la ciudad.

De las catedrales góticas tomó el pintor los contrafuertes que absorben la presión ejercida por los muros hacia los lados.

Sobre las rampas que ascienden en espiral hacia la punta del edificio colocó varias barracas, que corresponde a la verdad histórica, en obras de gran escala se solía construir una barraca para cada gremio de trabajadores.

Por lo menos tres veces pintó Brueghel el motivo de la Torre de Babel, pero sólo se conservan dos versiones, en Viena la versión “grande” y la “pequeña” en Rotterdam.

A los pies del edificio que se proyecta hacia lo alto, Brueghel pintó una ciudad…se trata de una de sus raras explicaciones detalladas de ciudades.

La presencia del rey Nimrod en el cuadro, simboliza la soberbia real, la ira divina provocada por el orgullo desmesurado. Los súbditos en Europa solían hacer una genuflexión simple en presencia de potentados, humillarse ante el rey es la única alusión que hace Brueghel al origen oriental del monarca.



El pintor concibió el cuadro como una alegoría de la soberbia y la caducidad humana.

La gran torre, vista desde lo alto, parece aplastar la ciudad, por otra parte, su estado inacabado provoca una sensación de incomodidad.

La lucidez con que está plasmado el paisaje comunica al espectador una sensación de asombro.

B¡bliografía:
La Pittura Italiana. Electa
La Pintura Barroca. Electa
Los Maestros de la Pintura Occidental. Ingo F. Walther
Maestros de la Pintura. Larousse
Museo de Historia del Arte. Viena
Los Grandes Museos del Mundo.

Los Grandes Genios del Arte. Caravaggio
Brueghel, Labriegos, demonios y locos. Taschen


“… Mientras avanza dibujando una y otra vez
con sus pisadas círculos estrechos,
el movimiento de sus patas hábiles y suaves
va mostrando una rotunda danza,
en torno a un centro en el que sigue alerta
una imponente voluntad…”
(Raine María Rilke. Austria-Alemania, 1875-1926.
“Der Panther”)

Foto Calamanda

¡Hola! ¡Fantástica Viena!...
¡Ciudad de ensueño!...
Me gustaría mucho encontrar...