01 febrero 2009

LE DÉSESPÉRÉ Y LA FEMME À LA VAGUE. GUSTAVE COURBET







“La pintura es un arte esencialmente concreto, no puede consistir más que en la representación de las cosas reales y existentes. Es una lengua completamente física, que tiene como palabras a todos los objetos visibles”
Gustave Courbet



Fotografia de Gustave Courbet


Gustave Courbet, uno de los principales representantes del realismo, adoptó este término en 1855 para referirse a un estilo surgido en Francia tras la revolución liberal de 1848. Posteriormente, esta corriente se extendió por el resto de Europa y llegó hasta Rusia, donde dio lugar a una moda pictórica basada en la representación de escenas anecdóticas y pintorescas, que perduró hasta finales del siglo XIX.

Gustave Courbet (Ornans 1819-La Tour de Peliz 1877). Tras acabar su bachiller en Bensançon, Courbet se traslada a Paris en 1840 para estudiar derecho. Su formación artística fue básicamente autodidacta. Sus maestros fueron, entre otros, Velázquez, Hals, Rembrandt y los pintores venecianos, a los que copió en el Louvre y durante su viaje a Holanda en 1846. En 1844 expuso por primera vez en el Salón de Paris, en 1848 conoció a Corot, Daumier y Baudelaire. Sus primeras obras con temas de Goethe (Faustus), Victor Hugo y George Sand, están teñidas de un romanticismo que pronto abandonará.

Entre las principales obras de su primera época cabe destacar los autorretratos. Será a partir de 1849/50 cuando crea sus primeros cuadros realistas.


Courbet ambicionaba un arte realista con una función social. “Mantengo que la pintura es un arte absolutamente concreto y que sólo puede existir en representaciones de cosas reales y concretas…”

Maupassant (1850-1893). Escritor francés, considerado como uno de los grandes maestros del cuento de la literatura universal, tuvo oportunidad de observar al pintor en Etretat en 1869 y describió su forma de trabajar de modo detallado: “En una gran sala vacía, un hombre gigantesco y sucio aplicaba manchas de color blanco sobre un gran lienzo vacío con un cuchillo de cocina. De vez en cuando, se acercaba a la ventana, apoyaba la cabeza en el cristal y se paraba a contemplar la tormenta del exterior. El mar se acercaba tanto que parecía querer estrellarse contra la casa, sumergida en la espuma y el estruendo…Así nació: “ La ola”, una obra que turbaría al mundo...




La Ola. Courbet


La pintura de Courbet tuvo una gran acogida en Alemania. Courbet, que asesoró e influyó en los futuros impresionistas, es uno de los principales representantes de un realismo democrático que está basado en la percepción sensorial y que revela las contradicciones internas de la realidad.

Pocos artistas habrán sido más vapuleados por la represión política que Gustave Courbet. Pero el ensañamiento contra Courbet acabó literalmente, con su vida.

Era un gran provocador: “Quería saber el grado de libertad que nos concede nuestra época”, escribió el artista. Era un pintor libertario y vital, y que jamás renegó de sus principios.

Fue uno de los pintores más importantes del siglo XIX y representa, al lado de novelistas y poetas como Baudelaire, Balzac, Flaubert y Maupassant, la energía creativa del progreso que explotó a mediados del siglo tras la era romántica. Quiso mostrar la vida tal y como era, con desbordada fuerza realista, en esa época de cambios acelerados.

Para Courbet, el realismo significaba ser “un amigo sincero de toda la verdad”.

Cuenta entre sus amigos más íntimos con : Promayer, Bruyas, el filósofo socialista Pierre-Joseph Proudhon (que tanto había influido en sus convicciones políticas), Cuénot y Bouchon, el novelista Jules Champfleury y el autor de “ Las flores del mal ”Charles Baudelaire.

Courbet siempre fue un gran increpador, alguien que estableció qué era lo correcto en el arte y en la vida, todas sus pinturas están imbuidas de un celo correctivo y descriptivo. Es un pintor realista y lo dice a la cara. “ Grita fuerte y camina erguido “, era al parecer una máxima de la familia de Courbet, y a lo largo de las cartas del pintor, que abarcan toda su vida adulta, Courbet grita fuerte y escucha contento el eco.

Aunque gran parte de esta arrogancia parece natural, también estaba confeccionada para el mercado, quedó atrapado en su imagen pública, que más tarde llegó a ser indistinguible de su verdadera naturaleza. Quería ser aceptado y rechazado al mismo tiempo.

La única persona ante la que Courbet se acobarda es Victor Hugo, el único francés del que hubiera admitido que era más famoso, y al que escribe cartas con inquietud y congraciadoras.

A través de su idiosincrasia? y poderoso realismo, su cortejo de prensa y la controversia, Courbet se convirtió en una figura pionera en la historia del arte moderno.
Una nueva generación de pintores entre ellos Manet, Monet, Fantin-Latour, Degas y Whistler, se comunicaron a la personalidad y su enorme realismo?. Courbet se convirtió de inmediato en el artista más polémico de Francia.




Le Désespéré (1843-1845). Courbet
Óleo sobre lienzo (45x55cm)
Colección Privada

Los autorretratos de juventud . Por primera vez, el artista, en una visión romántica, se sitúa en el centro de su obra, confiriendo a sus autorretratos un lugar principal, que hacen pensar en Rembrandt.
Con su búsqueda exaltada de una fijación intensa del yo como artista suponen todo un descubrimiento.

Courbet en 1855 exhibió un grupo de estos casos de autorretratos, en la retrospectiva de su trabajo que organizó en su pabellón de realismo. Frente a tantas encarnaciones del artista, el crítico Maxime du campamento se quejó: “Courbet agitando, Courbet caminando por todas partes… Courbet, Courbet siempre”

Los autorretratos de opinión ponen de manifiesto su evolución desde principios de la exploración de un romántico, trovador de imágenes inspiradas en la estética realista que definiría a su carrera.

Courbet asume una serie de personajes en sus autorretratos, haciéndose pasar por un músico, un amante de heridos, y, más dramáticamente, como un hombre conducido a la orilla de la cordura en “El Desesperado”. Courbet en muchos de los autorretratos refleja emulaciones del estilo y de las obras de los maestros renacentistas y barrocos especialmente Tiziano y Rembrandt.El estilo de Courbet se caracteriza por una factura vigorosa y artesanalmente sólida, aunque a menudo hiciera uso de la espátula, y por una coloración casi siempre oscura.



EL DESESPERADO


La obra de juventud, Le Désespéré (1843 ?) presenta al joven Courbet - con los ojos fijos y desorbitados, la nariz dilatada, la boca ligeramente entreabierta, una mano alzada sobre la cabeza y la otra tirándose violentamente del pelo- enfrentado directamente al espectador; casi embistiéndole. Le Désespéré se ha caracterizado como un intento de captar “de forma realista”, un efecto expresivo momentáneo, sin embargo cuanto más contemplamos el cuadro, menos plausible parece esta posibilidad, sino de retratar una acción y en cierto sentido de dramatizar el impulso a una proximidad física extrema que ya hemos visto en otros cuadros de Courbet.

Esta idea contribuye a explicar la iluminación del cuadro que, de otra forma, podría parecer arbitraría: la luz acentúa –la nariz y el codo del hombre desesperado- que ejercen presión contra la superficie del cuadro; y la ondulación de un pañuelo azul grisáceo a lo largo del borde inferior tiene el efecto de suavizar la horizontalidad del bastidor.

En este cuadro tan excéntrico, parece que Courbet hubiera deseado eliminar o deshacer cualquier tipo de distancia mediante un acto de agresión física, no sólo entre la imagen y la superficie pictórica, sino también, y lo que es más importante, entre el protagonista y el espectador, intentando salvar el vacío existente entre ambos y convirtiéndoles en una sola cosa.


Courbet mismo nunca mencionó esta obra enigmática, que permaneció con él hasta su muerte. La pintura ha sido leída como “una cabeza de expresión”, que es un ejercicio académico en la tradición de Charles Le Brun (1619-1690), una imagen del artista como genio loco, y un libro autobiográfico que representa al artista en un momento de personal y crisis artística. Probablemente fue pintado alrededor de 1843-1845.

Mirando hacia atrás en sus primeras luchas, Courbet comentó: ”¡ Cómo me hizo sufrir la desesperación de mi juventud !”.


La femme á la vague. (1868). Courbet
Óleo sobre lienzo, 65x54 cm.
The Metropolitan Museum of Art New York

“…¡Oh, Rossini! ¡Oh, Mozart! ¡Oh, los genios inspirados en todas las artes, que

extraen de las cosas solo aquello que se debe mostrar al espíritu! ¿Qué diríais

delante de estos cuadros ? "
Eugéne Delacroix, Journal,
15 de abril de 1853

LA MUJER DE LA OLA.


Courbet es uno de los pintores que mejor ha sabido expresar la sensualidad del cuerpo femenino, pero el erotismo aumenta en la “Mujer de la Ola”, 1868, cuyos pezones son sin duda los más carnales y atractivos de toda la historia de la pintura.

El impacto erótico, por no decir pornográfico, es todavía más importante. La postura, un busto de tamaño natural que emerge de la ola, no tiene nada de académica; los brazos alzados dejan ver el vello de las axilas, representación excepcional en la época y, por ello, más turbadora; la aplicación de tonos rojos y azules no es arbitraria, sino que realza la hinchazón del seno e indica el movimiento de la sangre agitada por el frío, que sonrosa las mejillas y que hace que los pezones estén erguidos. La espuma, aplicada o tal vez lanzada en proyecciones espesas sobre este vientre parcialmente sumergido, constituye la metáfora, evidentemente escandalosa, del semen masculino.

El desnudo femenino, es un o de los mayores desafíos para Courbet quien pinta sus primeros desnudos en los años 1840.

Escandalizó a sus contemporáneos con su visión realista de hechos cotidianos y personajes comunes y corrientes. También por sus escenas eróticas, lejos de toda elegancia cortesana. Con eso mismo sigue maravillando a la posteridad.

Se consagra como el realista que representa una alegoría distinta, la misma que se quiso ocultar, ignorar o despreciar durante siglos. La luminosidad de su obra libera su espíritu.

En este retrato, Courbet representa el cuerpo femenino, tal, y como es, sin adornos ni trucos, al más puro estilo realista.

Tanto sus desnudos como sus paisajes, pintados con atrevimiento y caracterizados por una densa capa de materia pictórica, revelan su gran conocimiento de los grandes maestros del pasado, como Tiziano, pintor al que estudió con gran detenimiento en el Louvre.
La gran importancia reside en su forma de representar la naturaleza y los cuerpos desnudos de las mujeres. Los cuerpos femeninos son carnalidad pura, alejada de cualquier espiritualización, naturaleza erótica en su grado más intenso.

Sus preciosas obras con desnudos femeninos, escandalizaron, pero a la vez maravillaron a la vanguardia artística de la época.

Cézanne, al final de su vida al comentar este cuadro u otros desnudos de Courbet de “carnes abundantes”, escribió: “ Uno tiene la boca llena de colores, babea”.


Bibliofrafia:
El realismo de Courbet. Michael Fried
Dossier de L´Art.Courbet
Grandes Maestros de la Pintura Occidental


Place desVosges. Al lado de la casa de Victor Hugo

París. Calamanda.



“ Yo soy un courbetista, mi pintura es la única que tiene valor, yo soy el primero

y el único a la cabeza de mi tiempo. Se me acusa de vanidad. Yo soy en efecto el

hombre más libre y el más orgulloso de la tierra.”

Gustave Courbet

Estas palabras del propio Courbet son lo suficientemente elocuentes como para percatarnos de que fue un artista con problemas para ser aceptado, pero no para ser un líder, el líder del Realismo francés.


Le Désespéré, este cuadro, que da título a mi blog, es uno de mis autorretratos preferidos. A la vez que trae a mi memoria hermosos y gratos recuerdos. Espero que sea de vuestro agrado.

Calamanda.