20 enero 2012

PAUL DELVAUX. "LAS FASES DE LA LUNA" DE DELVAUX. ¿REALISMO MÁGICO?.-


Paul Delvaux.
Foto de Calamanda.

"Realmente, la forma humana es una parte de la pintura en la misma medida que cualquier otro elemento (una puerta, una ventana o un árbol), dispuesta en ella para evocar cierta impresión. Por supuesto, sus significados no se perciben de la misma forma; su significación difiere de un objeto a otro, e incluso si exagero en mi insistencia de que el personaje de la mujer tiene un papel periférico, no tengo reparo en admitir que este mismo elemento es la conexión esencial con la poesía de la obra"
(Paul Delvaux)


Paul Delvaux.
Foto de Calamanda.

¿REALISMO MÁGICO?

El realismo mágico nos ha proporcionado destacados talentos individuales y uno de ellos es Paul Delvaux, Bélgica 1897- 1994.
El realismo mágico no llega a constituir un verdadero movimiento, es un estilo que se caracteriza por una minuciosa descripción de la realidad, es la representación de situaciones insólitas y raras.
Su concepción del realismo no es la realidad de visión del siglo XIX, ni tampoco la del arte académico oficial que en aquel momento comienzan a aparecer, pero sienten la necesidad de agrupar todas las tendencias de vanguardia, pero evitan caer en un realismo intrascendente.



"Las fases de la luna", 1939, de Paul Delvaux.
Bélgica, 1897-1994.
Óleo sobre tela, 139,7x 160 cm.
MoMA, Nueva York.
Foto de Calamanda.

"¡ El surrealismo!, ¿Qué es el surrealismo?, en mi opinión es ante todo un resurgimiento de la idea poética en el arte, la reintroducción del objeto de representación, pero en un sentido muy determinado: el de lo extraño e ilógico"

(Paul Delvaux, 1966)

Las mejores influencias en su obra Delvaux las encontró en De Chirico y Magritte. Su encuentro con De Chirico resulta decisivo, a diferencia de Magritte, Delvaux se basaba en las imágenes de la mente subconsciente y de naturaleza erótica.
En los años 30 será uno de los artistas más notables del surrealismo.
Delvaux en sus representaciones busca sorprender a mediados de los años 30, introduce figuras desnudas en un universo que contrapone la intimidad en un ambiente público.
Combina muy bien el plano del sueño con el de la pintura, pero su pintura no sólo refleja sueños, también se podría calificar de mitológica, en su obra hay inherente un sentido cifrado que sólo entienden los que están familiarizados con el significado del lugar y con el que él trabaja. La arquitectura en su obra, con sus líneas de fuga estrechándose, es parte de un escenario irreal, como un telón de fondo, que actúa para encuentros sin contexto, ni sentido.



F. de Calamanda.

Delvaux representa con frecuencia a las mujeres como objetos, creía que se acercaban más a la irracionalidad de los sueños y que la mujer sabía llegar a entender el deseo masculino en ese subconsciente.
El artista pinta hombres vestidos y contrastando con ellos a mujeres desnudas y sitúa a sus modelos, a la mujer, como a una auténtica maniquí.
Le atraen los objetos misteriosos que representa en diferentes escenarios, jardines, delante de un espejo, entre columnas...Sus
pálidos y reflexivos desnudos deambulan con mirada vacía, en ocasiones observados por muertos o vivos.



"Las fases de la luna", 1939.
MoMA, Nueva York.
F. de Calamanda.

En "Las fases de la luna", coexisten la vida fantasmagórica, una ilusión de los sentidos con figuras que parecen de cera, la muerte y la sexualidad, la soledad...es como si el aire se hubiera parado y la luna iluminara el escenario.

Delvaux fue presidente y director de Bellas Artes en La Academia Real de Bélgica, 1965-1966.
Se creó La Fundación Delvaux en 1980 y en 1982 se inauguró en Saint-Idesbald un museo que nos muestra la evolución de su obra.
Muere en Bélgica en 1994.

Obras de Paul Delvaux




MoMA, Nueva York.
Foto de Calamanda.

05 enero 2012

DURERO. "LA VIRGEN Y EL NIÑO CON SANTA ANA", DE ALBERTO DURERO.


Alberto Durero, 1471-1528.
"La Virgen y el Niño con Santa Ana"
Óleo sobre tabla, 60x 49,8 cm.
The Metropolitan Museum of Art, Nueva York.
Firmado con monograma y fechado, 1519.
Foto de Calamanda.

Esta famosa y renombrada obra de Durero, "La Virgen y el Niño con Santa Ana", está considerada hoy como una de sus obras maestras.
Este cuadro, realizado por el artista más grande del Renacimiento alemán, fue pensado para la devoción privada.


The Metropolitan Museum of Art. Nueva York.
F. de Calamanda.

"Recuerdo que el pintor Alberto Durero, hombre eminente por ingenio y habilidad, contó que en su juventud prefería los cuadros de muchos y vivos colores...
Después, más avanzado en edad, empezó a observar la naturaleza y a tratar de aprehender su aspecto original; entendió entonces que precisamente la sencillez es el más elevado ornamento del arte"

(Melanchton- Carta a G. von Anhalt, 17 de diciembre de 1546)



Durero, "La Virgen y el Niño con Santa Ana",1519.

El motivo de la Virgen adorando al Niño Jesús dormido fue inspirado probablemente por el pintor veneciano Giovanni Bellini, cuyo arte Durero admiró durante sus dos viajes a Italia.
Aunque el monograma y la fecha son adiciones posteriores, el cuadro fue pintado probablemente en 1519, en la época en que Durero se interesó mucho en las enseñanzas de Martín Lutero.
El grado emocional, la pasión que desprende la obra es posible que sea prueba de su conversión.
La obra representa a Santa Ana, que fue particularmente venerada en Alemania, con su hija, la Virgen María y el Niño Jesús.
La equilibrada composición de la obra y las monumentales masas de las figuras confieren crédito sobre la influencia que ejerció sobre Durero el arte italiano.
La imagen protectora de Santa Ana y su mano izquierda apoyada sobre el hombro de su hija, la Virgen contemplando a su hijo, cautivada, con su dulce mirada y el Niño dormido, proporcionan a la obra una atmósfera de gran intimidad.

"Si Rafael y Alberto Durero alcanzaron la perfección, ¿qué le queda por evitar a un verdadero discípulo sino el abuso?

(J.W.Goethe- Carta a F.MÜller, 21 de junio de 1781-)



F. de Calamanda.

En esta obra la figura de Santa Ana proporciona al cuadro una atracción única. Durero escogió como modelo a su mujer. La esposa del artista, Agnes Frey, con más de cincuenta años, no tuvo hijos, figura ya en un dibujo preparatorio del mismo año para la realización de esta obra y casi igual a éste que se conserva en la Albertina de Viena.
En la cabeza de Santa Ana destaca su cofia, de moda en Nuremberg, que le cubre completamente la barbilla y la frente.



F. de Calamanda.

En la fotografía, a la derecha de la cabeza de la Virgen, podemos ver el monograma de Durero y la fecha de 1519.

Esta obra de Durero tuvo diferentes dueños y un singular destino, por mala conservación, desvalorizado por numerosas capas de barnices, subastado como copia...finalmente llegó a las manos de Benjamin Altmann, en Estados Unidos, que en 1913 lo donó al Metropolitan Museum of Art de Nueva York.

"Me congratulo de corazón con nuestro Durero; es artista digno de no morir nunca"
(Erasmo de Rotterdam- Carta a W.Pirckheimer, 19 de julio de 1523-)



Nueva York. F. de Calamanda.