03 julio 2012

JEAN AUGUSTE DOMINIQUE INGRES. SAN JUAN BAUTISTA NIÑO, DE INGRES. MUSEO NACIONAL DE SAN CARLOS, MÉXICO.


                            "San Juan Bautista niño", ca. 1855.
Jean-Auguste Dominique Ingres, 1780-1867.-
Óleo sobre tela, 136 x 82 cm.
Museo Nacional de San Carlos, México.
Foto de Calamanda.-

"Desde hace mucho tiempo mis obras no reconocen otra disciplina que la de los Antiguos, la de los grandes maestros de aquel siglo de gloriosa memoria en el que Rafael situó los límites eternos e irrefutables de lo sublime del Arte. Creo que he demostrado con mis cuadros que mi única ambición es parecerme a él y continuar el arte tomándolo donde él lo dejó. Por tanto, yo soy un conservador de las buenas doctrinas y no un innovador..."

Delaborde, crítico de arte y pintor, sintetizó en estos párrafos el pensamiento y el ideal estético de Ingres, reflexiones que el artista hace en su primera estancia romana y que están entresacadas de sus cartas y en las que podemos apreciar su gran devoción hacia Rafael.


Ingres.
Foto de Calamanda.-

JEAN-AUGUSTE-DOMINIQUE INGRES.

Montauban 1780- París 1867.-

En 1797, Ingres entró en el taller de David en París.
El artista parecía destinado a continuar con el brillante trabajo de su maestro David, de igual forma en la pintura histórica como en la pintura de retratos.
 En 1819 se trasladó a Florencia, donde estudió las obras de Rafael, Holbein, Tiziano y Masaccio y bajo la influencia de estos pintores y de la Antigüedad clásica, se fue distanciando cada vez más de su gran maestro David y creando su propio estilo.
Opuesto de Delacroix y los románticos y del realismo de Gustave Courbet, por otra parte, Ingres se mantuvo fiel al ideal clásico y antepuso la composición lineal al efecto sensual del color.
Presidente de la Ecole des Beaux- Arts desde 1850, su papel fue determinante para la pintura de la época.
En la vida de Ingres la mayor contradicción es su título de "Guardian de las reglas y preceptos clásicos", pero todavía hoy es posible percibir la excentricidad en algunas de sus famosas obras.
Los esbozos y dibujos que legó a su ciudad natal revelan al dibujante más destacado del siglo XIX.
Siempre demostró un gran talento y un gusto por la composición con un toque de manierismo, pero el manierismo está lleno de encanto y sus líneas ondulantes se alejan del realismo puro y simple por completo, que es lo que da fuerza a los retratos de David.



"San Juan Bautista niño", 1855.
Óleo 156 x 82 cm.
Ingres.
Foto de Calamanda.-

En esta obra de Ingres, San Juan Bautista niño, el artista nos muestra a un niño de apariencia dulce, con una sensación agradable y placentera.
El niño está iluminado parcialmente nada más contra el fondo oscuro de la composición de la obra.
Su rostro melancólico destaca por la gran minuciosidad de los detalles y es admirable por su realismo llevado al extremo.
El artista logra plasmar en el niño la inocencia característica de su iconografía.
Revela una influencia de Rafael la composición de esta obra a base de curvas.
Vemos el rostro un poco aplanado, se puede apreciar que obtuvo su inspiración del manierismo italiano.
En esta obra Ingres utiliza pocos tonos de color y destaca los contornos con precisión.



En las obras manieristas las figuras tienen frecuentemente extremidades graciosas.

Ingres gozaba de una seguridad impecable, una inventiva buena y un gusto original apropiado para las composiciones en las que aparecen dos o tres figuras, pero mucho más en aquellas en las que aparece una sola figura de pie o reclinada.
Las obras de una figura nada más fueron el dulce tormento de su vida y a su vez el encanto de Ingres.


Obras de Jean-Auguste-Dominique Ingres.


Ingres.
Foto de Calamanda.-

Baudelaire que sobresale por su gran talento literario por encima de otros críticos, por la perspicacia de sus opiniones y por la ausencia de retórica en sus palabras, nos habla así de Ingres y lo compara con Gustave Courbet:

"El sacrificio heroico que monsieur Ingres hace en honor de la tradición y del ideal de belleza rafaelesco, monsieur Courbet lo lleva a cabo en provecho de la naturaleza exterior, positiva e inmediata"

             (Baudelaire)